Historia del Fútbol Sala

HISTORIA DEL FUTSAL 

La historia del fútbol sala comienza con Juan Carlos Ceriani en Montevideo, Uruguay. Aunque es el hijo menor del balompié, el fútbol sala cuenta con millones de seguidores en todo el mundo, siendo además muy recomendados por preparadores para todos aquellos jóvenes que se quieren iniciar en el ‘deporte rey’.

El fútbol sala (también denominado fútbol de salón, futsal y futsala) es un deporte colectivo que se practica con reglas similares a las del fútbol de campo, aunque con algunas diferencias notorias en cuanto al tamaño y al número de jugadores.

En este sentido, el fútbol sala se desenvuelve en una cancha de dimensiones reducidas (38-42 x 20-25 metros para encuentros internacionales) y el equipo está compuesto por cinco personas.

Además, el fútbol sala se diferencia del fútbol de campo en sus orígenes y en su tradición deportiva, pues no es de origen anglosajón sino del mundo hispanohablante.

Origen del fútbol sala 

Latinoamérica es, de esta manera, el epicentro de una nueva disciplina que no tardó en hacerse popular, gracias al impulso de ciertos factores dentro del propio fútbol de campo que posibilitaron su avance en el público. Asimismo, el prestigio de los primeros torneos internacionales hizo que ganara más prestigio.

Uruguay  fue el país donde empezó el fútbol sala a partir de iniciativas personales que buscaron innovar en un deporte que ya estaba radicado en América Latina y que gozaba de amplia aceptación tanto en Europa como en Norteamérica.

Sin embargo, sus parámetros no empezaban desde cero, sino que partían y se inspiraban de las normas del fútbol de campo, sólo que esta vez se quería hacer una disciplina más adecuada a espacios cerrados y de menor envergadura.

La infraestructura fue uno de los motores del fútbol sala. Al estar en sitios como gimnasios cubiertos, este deporte goza de sobrada versatilidad, ya que se puede jugar en cualquier parte del globo sin importar las condiciones de la meteorología.

No sorprende que el fútbol sala haya traspasado fronteras; no en vano los brasileños adoptaron el invento uruguayo y se aseguraron que la supremacía de la selección ‘canarinha’ se mantuviera más allá del fútbol de campo.

Y el tiempo se encargó de darles la razón. Han pasado décadas desde que el fútbol sala salió por vez primera a la esfera pública y, desde entonces, no han cesado los partidos en los que una multitud emocionada apoya a su selección para verla anotar un gol.

Diversos entes rectores, como la FIFA y la AMF, se han encargado por años de velar que estos choques de titanes deportivos se realicen de una manera justa y según los esquemas del juego limpio.

Término

Como se dijo en párrafos anteriores, el fútbol sala es latinoamericano de procedencia. Esto quiere decir que la acuñación terminológica de este deporte no tiene raíces inglesas ni alemanas ― futsal no es para nada un vocablo propio de las lenguas germánicas― sino de otro idioma: el español.

No obstante, el portugués también tuvo su aporte, puesto que como se verá en las secciones siguientes, Brasil fue la segunda tierra en la que esta disciplina afincó sus raíces.

HISTORIA DEL FUTSAL 

Pista de futsal

El uso del término fútbol sala no comenzó su difusión masiva sino hasta 1985, en España. A partir de aquí se utilizó en conjunto con otros vocablos equivalentes, como futsal, mucho más simple y pronunciable para los países no hispanohablantes.

Una disputa a nivel institucional de los entes rectores de este deporte fue todo lo necesario para que se acabara registrando futsal en usos oficiales, el cual estuvo muy por encima del futebol de salão en los países de habla portuguesa.

Los países angloparlantes, por tanto, se han decantado por hablar de futsal, no de indoor football ni hall/lounge football, ya que son traducciones demasiado forzosas y literales.

En Italia, por su parte, se dicen indistintamente calcio a cinque o football sala, mientras que en Francia se dice football de salle.

Como se ve, el fútbol sala es una creación idiomática que ha tenido un impacto trascendental tanto en las lenguas germánicas como en otras lenguas romances.

La iniciativa uruguaya

Juan Carlos Ceriani (1907-1996) fue un profesor de educación física asociado al YMCA que vivió en la Uruguay de 1930. En ese año, el país se coronó campeón del mundo en fútbol, razón por la cual este deporte era una sensación por doquier.

No obstante, esta disciplina se jugaba todavía en el campo, por lo que no existía la variante de salón. Habían, eso sí, niños que querían patear balones, no rebotarlos con las manos, como se hace con el baloncesto.

Ceriani se percató de esta tendencia y pronto comprendió que se podía inventar un deporte nuevo tomando a otras disciplinas como punto de referencia.

Esto se debió a que Ceriani observó cómo los niños iban a las canchas de baloncesto para jugar única y exclusivamente fútbol, dado que los campos existentes ya se encontraban ocupados y por tanto no estaban libres para su uso.

Pero reinventar el fútbol era asumir un reto que debería asumir con entereza, pues debía hacer nuevas normas.

Las reglas del fútbol sala fueron compuestas de una manera coherente que conciliara aspectos del baloncesto, del balonmano, del waterpolo, del hockey con patines y, por supuesto, del fútbol de campo.

De este modo, a Ceriani se le ocurrió la idea de crear el fútbol sala siguiendo estas pautas básicas pero al mismo tiempo brillantes:

  • Los cinco jugadores, su posición estratégica, la duración del partido y la técnica del bloqueo defensivo, que vienen del baloncesto.
  • Las porterías (que se podían improvisar o pintar en las paredes), la prohibición de patear el balón a la portería desde cualquier ángulo y las medidas de la cancha, que proceden del balonmano.
  • La técnica de las rotaciones, que mucho le debe al hockey.
  • La finalidad del juego y el balón, que son típicos en el fútbol de campo.

En esto último, Ceriani procuró que el balón no rebotara como lo hace en el fútbol de campo (por este motivo es que el fútbol de sala se presta mucho para los pases rastreros).

Así fue como él, con la asistencia especial de quien fuera el padre del profesor José Esperón, inventó una nueva forma de fútbol con su correspondiente instrumento de juego, es decir, la pelota.

Esta contribución significó para Ceriani la fama y que el tributo que se le rinde el 9 de marzo, día de su nacimiento.

Asimismo, es incuestionable que Ceriani fue el pionero del fútbol sala. Contrario a lo sugerido por algunos historiadores, el futsal no nació en la ciudad brasileña de Sao Paulo por obra de la ACM, sino en Uruguay.

Las fuentes documentales primarias evidencian sin duda alguna que fue Ceriani el primero en dar a conocer su invento a los Estados Unidos en 1930, y que Montevideo fue la primera ciudad en donde se jugó este deporte.

El fútbol sala se extiende por el mundo

La creatividad de Ceriani hizo que el fútbol sala se globalizara con mucha rapidez. Los norteamericanos, a quienes escribió el educador uruguayo, no tardaron en demostrar su interés.

El YMCA para el que trabajó no fue ajeno a esta propuesta deportiva, la cual fue aceptada con los brazos abiertos y que se tradujo en la exportación de esta disciplina en el resto de América Latina. Aunque el asunto de las normas todavía estaba por verse.

En este orden de ideas, las reglas propuestas por Ceriani no eran las definitivas porque otros estaban redactando las suyas. De este modo, en 1956 se hicieron en Sao Paulo algunos ajustes para permitir que el fútbol de sala pudiera ser jugado por adultos y no exclusivamente para menores de edad.

Se pensó en que un deporte de esta naturaleza debía tener un alcance internacional y no solamente el escolar, que estaba limitado a los requerimientos curriculares del sistema educativo.

Desde luego, esto explica el por qué del cambio de las normas. No bastaba con que el fútbol sala fuera un medio de impartir clases de educación física; el deporte debía hacerse competitivo, ser jugado por genuinos profesionales, formar asociaciones y llamar la atención de la prensa.

Debía, por consiguiente, despertar el furor de los hinchas. Y nada mejor que organizar un torneo para conseguir todos estos propósitos.

Década de los 60

Ya en los años 60 fue cuando hubo un campeonato de fútbol sala entre las selecciones de Uruguay, Paraguay, Perú, Argentina y Brasil. Si bien el evento fue modesto en comparación con los torneos mundiales de aquel entonces, éste no pasó desapercibido.

Los medios de comunicación sudamericanos no demoraron en seguir de cerca este deporte, el cual apareció reseñado como futsal en la radio, en los periódicos y en la televisión. Más tarde se integraron países a la ola del fútbol sala, como Bolivia y Portugal.

Década de los 80

Para la década de los 80 se jugaron campeonatos mundiales en los que Brasil demostró ser una selección tan temible como lo había sido en el fútbol de campo, cuando la ‘canarinha’ se hizo célebre con estrellas como Pelé.

Para 1985, la televisión española incluso grababa los partidos, los cuales hicieron que este deporte ideado por Ceriani fuera visto por millones de espectadores.

El éxito del fútbol sala quedó así consagrado, mas no estuvo exento de pleitos. El sólo nombre de fútbol fue la manzana de la discordia entre la FIFUSA y la FIFA, organismos que se disputaban el uso oficial de la palabra.

Sin embargo, la FIFA tuvo todas las de ganar y a la FIFUSA no le quedó más que aceptar su derrota, lo cual es motivo por el que predominó futsal en su terminología deportiva. Sin embargo, las asperezas entre estas instituciones no se limaron hasta el 2002.

Pasada la era de los cismas, vino una era más estable de integración. Naciones como Venezuela, México, Colombia, Puerto Rico, Costa Rica, Ecuador y Canadá se unen como selecciones que quieren presentarse en campeonatos de talla internacional.

Década de los 90

En la década de los 90, la cifra de países en el fútbol sala se incrementa y eso se ve claramente en el número de participantes que se baten a duelo cada cuatro años, desde las rondas preliminares hasta la gran final.

Al respecto, Brasil ha figurado como el equipo favorito. Una de las razones que explican este rápido ascenso de esta selección radica en el hecho de que tiene por precedente la selección de fútbol de campo, la cual ha contribuido a construir su reputación.

En suma, este país cuenta con una tradición futbolística de antaño, la cual forma parte de su identidad cultural. Los brasileños en el fútbol sala tienen cinco campeonatos mundiales de la FIFA ganados, seguidos por los españoles, que tienen dos.

El fútbol sala no ha tenido demasiados cambios en su reglamentación, salvo uno realizado por la FIFA en el 2012 en cuanto al número de suplentes por equipo.

Sin embargo, un detalle revolucionario en la evolución de este deporte radica en el género, pues quedó demostrado que patear un balón también es cosa de mujeres. De este modo aparecieron selecciones femeninas que también han cosechado sus triunfos.

Prueba de ello está en las competiciones mundiales femeninas. Aunque éstos cuentan con una menor difusión en los medios de comunicación y ahí se observa una fanaticada más pequeña, las mujeres no han sido ignoradas en el deporte.

Por ejemplo, en los cinco torneos de fútbol sala disputados entre el 2010 y el 2015, las brasileñas los ganaron todos; por tanto, ellas apenas han sido secundadas en premios por las féminas de Portugal, España y Rusia.

 

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